PANORAMA GENERAL

 

Las incógnitas del Tercer Milenio sorprenden a México en la resignación eunuca de la tecnocracia hecha gobierno, sometido al sofisma de la irremediable integración al Imperio globalizador que le promete a la oligarquía preservar sus ilegítimas riquezas sin medir el costo social de la esclavitud en que serán avasallados por medio de la represión policiaca y militar para contener la rebelión de los hambrientos.

En el ambiente flotan los presagios. Se huele el miedo en la descomposición social. La incapacidad se intenta ocultar en la retórica confusa mientras que la realidad muestra los signos apocalípticos de los intereses ocultos con su rostro de violencia. Como si se quisiese confirmar la incapacidad de gobernarnos para someternos a un moderno régimen de Estado Libre Asociado del Halcón depredador.

Los Jinetes del Apocalipsis encarnan en la irreductible posición de un Rector frente a los que dicen abanderar la universidad pública; en los extranjeros que oxigenan a unos encapuchados que dicen reivindicar a los indígenas; en la impunidad del crimen organizado; en la apertura a los especuladores cibernéticos del capital de Wall Street. ¡La sociedad toda, se ha convertido en rehén de un complot de poderes desconocidos y aparentemente incomprensibles!

Un panorama altamente preocupante. Se recuerda que en la Revolución de 1910 murieron millón y medio de mexicanos. Es decir, el 15 por ciento de la población. Un porcentaje que parecen ignorar los sembradores de tempestades y que en el presente, la rebelión de los hambrientos representaría 15 millones de compatriotas, equivalente al 37.5 por ciento del total de víctimas en la Segunda Guerra Mundial.

La sangría tiene el potencial de abatir la pobreza extrema, como se ha calificado el límite del hambre en que se encuentran oficialmente, 40 millones de personas. La limpieza étnica, empero, se realizaría por el ejército de los Estados Unidos, que según Gaspar Weimberger, exsecretario de la Defensa, está dispuesto a intervenir en México bajo el pretexto de preservar la democracia y restablecer la paz social que obliga a recordar la forma en que se cobra el tributo de guerra con los recursos naturales. Un estadio contemplado desde el siglo pasado, para cumplir su Destino Manifiesto.

En los estertores del Siglo de las Paradojas y el alumbramiento del Tercer Milenio, se perfila la involución del hombre. Parece transitar hacia la esclavitud. Recibe la nueva Biblia de la Realidad Virtual Económica con sus Evangelios deshumanizados de Productividad y Libre Mercado para endiosar a las transnacionales.

La Consciencia Nacional como signo de identidad, ha sido secuestrada por la tecnocracia educada en la teología de la macroeconomía y su cínico postulado de la concentración de la riqueza en una oligarquía satisfecha con la autarquía bien pagada para ejercer la democracia del hambre en la cibernética aldea global.

Desfasada la ciencia de la filosofía, el supuesto bienestar tecnológico es insuficiente para explicar la política de destrucción y muerte que borra el espejismo del concepto Civilización y muestra las entrañas del barbarismo de la Ley del más fuerte.

La Evolución, entonces, parece reducirse a cambiar el solitario garrote cavernario por el átomo masivo. La colonización perfecciona su eficiencia en la manipulación del papel bursátil para substituir a los ejércitos corsarios. Visten los grandes señores feudales con ropaje anónimo de inversionistas especulativos. Ya no usan grandes grilletes y cadenas los esclavistas, gracias a las ondas hertzianas que invaden y se apoderan del inconsciente.

Ahora ya no se realizan sacrificios humanos a los Dioses, para eso se diseñó la Limpieza Etnica multinacional en el Ara Divina del expansionismo industrial que arrinconó a los Dioses en las iglesias, sinagogas o mezquitas al descubrir con los viajes espaciales que es falso que se encuentren en el cielo y que la luna sea de queso.

Sin el temor de un castigo celestial, el dinero ocupó el lugar de Dios. ¡Todos lo buscan y nadie lo encuentra! El sistema se ajustó al Principio de que muchos son los escogidos pero pocos, como 450, son los Elegidos para construir el Imperio del Halcón de mil años.

La Anunciación urbi et orbi de la buena nueva, se acompañó de la juerga del jubileo dos mil. Como en los buenos tiempos de Sodoma y Gomorra, en medio del cataclismo de la Naturaleza agredida por la devastación del hombre. Una celebración anticipada al aumento de la riqueza por la escasez de alimentos y energéticos que exacerbará el hambre mundial.

Se ignora el riesgo de la Rebelión de los Desposeídos. De seis mil millones de habitantes, el 35 por ciento oficialmente se encuentra en la eufemística figura de extrema pobreza mientras que las cortes imperiales reducidas en oligarquías nacionales de 300 y 500 familias, protegen su riqueza inexplicable en autarquías pequeñas de dos mil empleados apoyados por ejércitos militares y policiacos que industrializan el crimen.

Un panorama difícil de ocultar en la desgastada retórica tecnocrática que se precipita, como Nínive, al Apocalipsis del Misterio del Dogma de la Globalización. Los viejos mexicanos sostienen que no hay mal que dure cien años ni enfermo que los aguante. Lo que suceda primero, no altera el resultado de la ecuación del sueño imperial.

Al concluir el Siglo de las Paradojas, el Tercer Milenio se perfila como el tiempo en que la serpiente se muerde la cola y cierra el círculo. Preparemos nuestro cuerpo, alma y espíritu para el dolor, sufrimiento y angustia de la nueva era esclavista disfrazada de libertad electoral si no logramos despertar la Consciencia de nuestra Dignidad y aceptamos con docilidad la Democracia del Hambre y la Libertad en la Miseria que se pondera como el máximo resultado de un sistema económico.


El Artífice Globalizador

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