Mario Luis Altuzar Suárez: Director General |
Ana Rosa García Cruz: Gerente |
Omar Flores: Coordinador Editorial |
|
Adam Kardmón
La
Conspiración del Fin del Mundo
Por Mario Luis Altuzar Suárez
Capitulo VIII La Encrucijada de Martiniano -
...
no estoy jugando! ¡Carajo! Usted tiene la obligación de ayudarme, --vocifera
Martiniano Esponda a un interlocutor de risa cínica que le provoca espasmos
en su metro sesenta de estatura, vestido con impecable traje negro de casimir
de importación. Sin perder la compostura, el hombrecillo descubre el brillo
siniestro de sus ojillos al quitarse los anteojos para limpiarlos y
cuestionar: -
¿Yo
tengo la obligación? Creo que usted sufre una profunda equivocación. Ni le
conozco. Y
seguramente usted también me desconoce, porque de lo contrario no se
atrevería a utilizar ese lenguaje impositivo. ¡Deje que le cuente a su jefe,
Don Eduardo, y verá como será destituido de inmediato! Mi po... -
¿Ya
déjese de pendejadas! Y siéntese. ¿Ve este legajo? ¡Es su expediente! ¿Quién
se imagina que me lo dio? ¡Precisamente mi jefe! ¿Observa? Aquí, con letras
grandes dice que es confidencial. -
Suponiendo
que así sea, ya que necesito verificarlo con m amigo... -
¿Su
amigo? No me haga reír. Ni siquiera lo recibe. -
¡Bueno!...
Pero tengo mis mecanismos para quejarme. -
¡Quéjese
todo lo que quiera! -
¡No!
No quiero que se mal interprete. Solamente deseaba estar seguro de lo que me
dice. Es una forma tan inusual. Usted comprende. Aparte de lo extraño, lo más
importante es: ¿Qué gano yo si acepto ayudarle? -
¿Qué
es lo que gana usted? ¡Fácil! Que le sigamos considerando nuestro amigo. ¿No
lo considera suficiente pago? Mire, le voy a explicar por qué es tan
importante para usted seguir siendo nuestro amigo. Aquí, en esta carpeta que
señala “Expediente confidencial de Marco Flores Vázquez” no solamente está su
lugar y fecha de nacimiento. ¡Aquí está toda su asquerosa vida! ¿Comprende? -
¿Qué
pueden saber que no sepa ya? ¡Soy un funcionario público! -
¡Sí!
Es Ministro del Alto Cuerpo de Justicia Local. ¿Y los delitos que cometió en
Tijuana? ¿Serían acaso errores de juventud por sus veinte años y que salió
huyendo para evadir la justicia? -
¡Ya
prescribieron! -
Eso
es cierto. Pero serían un manjar para la prensa y sus traicionados cofrades
de la escuadra y el compás. -
¡Yo
jamás he traicionado a mis hermanos! -
¿No?
¿Ya se le olvidó su expulsión en mil novecientos setenta y siete de la Gran
Logia Valle de México? Usted se hizo pasar como masón al llegar al Distrito
Federal para ingresar a la institución. Y después del apoyo político que
recibió para obtener una plaza en el magisterio, se creyó demasiado
inteligente como para apoderarse de la dirección del organismo. Se alió a los
políticos del partido oficial que controlaban los grados superiores de la
masonería y ¿qué pasó? ¡Fracasó! Todo está registrado en este expediente. -
¿Sigo
siendo masón! ¡Soy el único que represen... -
¿Y
sabe por qué? Porque falsificó el nombramiento que le dieron para representar
al Gran Maestro en un acto en el Estado de México, y lo presentó como la
autorización para buscar apoyo financiero con su tocayo del magisterio que
empezaba a liderear un grupo político económico, cuando en realidad buscaba
usted su beneficio personal. Usó el nombre de reconocidos masones para
engañar en la formación de esa empresa que hace pasar como organización de
masones que, de serla, sería espuria por su ilegitimidad y sin reconocimiento
internacional. ¿Para qué sirve? Para su provecho individual al confundir a
las masas ignorantes y usarlas cada vez que usted le presta un servicio al
sistema. Por ello se le paga muy bien. Desde la renta hasta recursos
económicos para que sostenga a sus múltiples mujeres. ¡Usted es parte y
propiedad de nosotros! Tenemos los registros contables para probar hasta el
último centavo que se le ha entregado y, judicialmente, podemos proceder en
su contra en el momento apropiado. Se incluyen, incluso, los gastos de sus
múltiples viajes al extranjero en los días previos a la muerte del candidato
para impulsar la reelección de... -
¡Está
bien! Está bien. Ya comprendo la sugerencia pero... ¿no habría la posibilidad
de un pequeño arreglo? -
¿Cómo
cual? -
Tengo
un hijo que he preparado para controlar mi empresa masónica. Aunque está en
el partido oficial de funcionario, pues... la verdad no le alcanza. Hace
cuatro años que se casó y necesita mayores ingresos en algún puesto en que
también pueda servir a los amigos... -
¿Qué
está tramando? -
No
se altere. Es una cosa sencillísima. Se trataría únicamente de acomodarlo en
el Instituto Fiscal Federal. Allí, en el departamento Antinarcóticos podría
haber una excelente vacante, no se, creo que de Ministerio Público, tal vez.
Solo es cuestión de que alce usted el auricular y me recomiende. Así, haría
una cita con el director general y le llevaría unos arreos masónicos y le
daría un grado y a usted nuestra eterna cooperación... -
No
le prometo nada. Lo plantearé con mi jefe. De momento tendrá usted que
empezar a colaborar conmigo, en
forma directa y discreta. Es urgente que ubiquemos a este sujeto. Ya tiene en
su poder las características y retrato computarizado. Alguno de sus
subordinados podría encontrar alguna referencia. -
¿En
la Gran Logia o tal vez con mis amigos de Lucerna... -
¡No!
Ahí ya investigué y como es tradicional en políticos disfrazados de masones,
carecen de antecedentes directos. ¡Claro! Desde el cisma que usted generó en
mil novecientos setenta y siete, desaparecieron muchos archivos importantes.
Y verbalmente, de los viejos que ayudaron a constituir ese organismo en mil
novecientos cuarenta y cuatro, nadie recuerda a ese hombre. No es posible por
allí. Es más seguro que tenga alguna conexión con alguna de las sucursales de
su empresa personal o que alguno de sus colaboradores que asisten al mismo
tiempo a centros culturales o de estudios espirituales. Seguramente ha tenido
alguna relación con ellos. Usted sabe moverse muy bien en ese mundo con la
ayuda de sus amigos periodistas. ¡Haga lo mismo que con el famoso cura de la
Ostia Sangrante! O acuda a esas personas sin escrúpulos que utiliza en sus
trabajos de magia negra para someter o anular a los enemigos del sistema.
¿Cómo lo ha hecho con periodistas independientes y críticos y dirigentes
sociales? Lo que sea necesario pero ¡hágalo ya! -
No
sé si pueda... -
¡Tiene
que poder, cabrón! Esto no es cosa de juego. La Seguridad Nacional está en
peligro. -
Está
bien. Está bien. No se sulfure. Pero ahí le encargo mi pequeña solicitud... -
¿Cuál? -
La
del trabajo para el orgullo de mi nepotismo. Usted sabe... ¡bien podría
acelerar la búsqueda que me pide! Sería como un pequeño aliciente... -
¡Mire
cabrón! Conmigo no funcionan esas chingaderas. Por lo que le puedo anticipar
que si fracasa en su colaboración en este asunto, lo único que se puede
acelerar es que le refunda hasta su quinta generación. ¿Está claro? Y ahora,
¡lárguese! ¡Póngase a trabajar! Al verlo salir, respira profundamente
al pensar: -
¡Pinche
vividor! ¡Pero aquí se chinga! Se cree muy inteligente y se quiere pasar de
listo. Para un cambrón se necesita cabrón y medio como yo. Riéndose de su conclusión, observa su
reloj de pulsera y se inquieta. Tiene el tiempo justo para trasladarse a la
Magdalena Contreras. Alienta la esperanza de que la Dirección General del
Centro de Operaciones de Inteligencia haya encontrado alguna pista sobre el
hombre que busca. Confía en que puedan auxiliarle en su pesquisa ultra
confidencial, por la experiencia adquirida en sus cerca de cuarenta y cinco
años de fundado el COI como la “réplica exacta de los servicios de
inteligencia del Norte”, sin descontar la actualización del equipo
tecnológico que se inició quince años atrás, por sugerencia de un extranjero
adoptado como asesor gubernamental en el Sexenio de la Prestidigitación
Económica. Martiniano se encuentra ya en el
automóvil que le proporcionaron para facilitarle su movilización en la
investigación especial. Escucha música de marimba con melodía norteña. No
puede resistir la tentación y activa la sirena policíaca para abrirse paso
entre los cansados conductores que transitan por el Periférico.
Relativamente, hace poco tiempo para llegar a su destino. Deja el vehículo en el amplio estacionamiento
del edificio de gruesas paredes de concreto con sólida estructura de acero.
En el edificio se utilizó la novedosa arquitectura antinuclear para proteger
los secretos de Estado. Camina sobre los adoquines en medio de prados
florecientes. Pese a su experiencia personal en la institución de espionaje,
se siente un poco incómodo por la observación minuciosa desde complejos
sistemas electrónicos. En la puerta de acceso, sus
credenciales son cotejadas en pantallas digitales y le indican que pase a un
cuarto estrecho con vidrios antibalas, en donde es inspeccionado por medio de
rayos infrarrojos. Pasa a una sala contigua en donde pone su mano derecha
sobre un monitor que emite una luz blanca y verde para detectar su estructura
molecular y sus ojos son revisados por una cámara de vídeo conectada a la
computadora central que compara en sus archivos las radiaciones del iris. Cumplidos los rígidos requisitos de
seguridad interna, espera unos segundos y observa a una rubia de metro
sesenta, con uniforme castrense y con armas de alto poder en la cintura. Le
ordena que le siga e ignora despectivamente su intento de conversación. Una
frialdad femenina que contrasta con el cálido recibimiento del Director de
Operaciones Internas: -
Así
que aquí tenemos a nuestro hombre: ¡Don Martiniano Esponda! Es muy famoso por
sus correrías por el sur de la ciudad pero más por su infiltración a las
organizaciones masónicas. ¡Se ganó a pulso ese mote del Anticristo! Sea
bienvenido. Pero, pase, pase. ¡Siéntase como en su casa! Bueno, como en una
de sus casas que tiene en el Distrito Federal porque la de Tapachula no creo
que quiera recordarla. -
Ese
tiempo ya está en el olvido. ¡Ya se me juzgó y se me perdonó! -
¡Claro!
Claro. Al momento en que ingresamos a esta actividad, se nos perdona todo.
Eso lo sabemos muy bien. ¡No se irrite! Aquí está entre amigos. Solamente
quería manifestarle mi sincera amistad y aprecio a su gran valor. ¡Entre
nosotros, debemos conocernos mejor! ¿No lo cree así? Aquí, en este sagrado
recinto, encontrará a puros compañeros dispuestos a confirmarle su hermandad.
¡Somos leales y sinceros! Todos, en algún tiempo, tuvimos un resbalón. La
vida no siempre es fácil. Pero nos caracterizamos por enfrentarla sin miedo.
¡Nos reponemos de inmediato! ¿No lo piensa usted así? -
Eso
creo. -
¡Claro!
Claro. Ahora es un importante agente comisionado en una investigación
especial y sabemos que es super secreta. ¡No! No se crea que lo supimos por
usted o por el memorando que nos presentó. Usted sabe... estas cuestiones de
seguridad nacional siempre trascienden aunque no siempre se logre establecer
el mecanismo o la fuente de información- Y aquí nos tiene a nosotros. ¡Todos
estamos dispuestos a coadyuvar en su trascendental encomienda de encontrar al
Iniciado! -
¿Iniciado? -
¿No
lo sabía? Lo que está usted buscando y nosotros le ayudaremos
incondicionalmente a encontrar, es precisamente un Iniciado, de esos que
existieron por allá en las Cruzadas o tal vez mucho antes. ¿Le interesa? -
¡Gracias,
muchas gracias compañero! ¿Qué me tiene? O... ¿esa “jalada” de Iniciados es
lo único que puede ofrecerme? -
No
se crea que tan “jaladas”, compañero. Ya sabe que pese a lo sofisticado de
estas instalaciones y su “burbuja de cristal” con sesudos analistas, el
trabajo es un poco deficiente. Pero no se preocupe. Algunos de nosotros
estamos vinculados, por no decir que comisionados de Comunicaciones en la
Defensa Nacional y ahí sí existe una verdadera infraestructura de
inteligencia. Por eso es que contamos con algunas cosas que pueden
interesarle. Oprime un botón rojo que acciona el
mecanismo para abrir una puerta oculta en un librero y le invita a seguirle
mientras comenta: -
Después
de cotejar los expedientes del servicio militar con los archivos electorales,
con base en los datos que nos proporcionó y el retrato hablado, el universo
se logró reducir a cien personas. ¡Un gran avance! Sin embargo, nuestra
inclinación al perfeccionamiento y eficiencia de estos tiempos modernos nos
condujo a realizar otra depuración. En esta ocasión redujimos a los
potenciales candidatos al número de diez. Le señala un confortable sillón para
que se siente frente a una pantalla de fibra óptica, controlada por una
consola cibernética: -
Aquí
se resume el trabajo de miles de analistas que protegen la seguridad de la
República durante las veinticuatro horas del día, toda la semana. Estamos
conectados, además, con los principales centros de espionaje del mundo, lo
que enriquece nuestro banco de datos. Aunque seguimos dependiendo del factor
humano y existen “pequeñeces” como esa que ignoró la llamada telefónica de lo
que se alzaron en armas en su estado, pero hay una explicación: Era fin de
año y quien podría imaginarse una cosa así. -
¿Esa
fue la causa real? -
¿Quiere
saber un secreto? Teníamos órdenes superiores de ignorarlo. Pero, ese es otro
tema que no le conviene saber. Mire... ¡Sí! Este es el primero de los
seleccionados –y aparece en la pantalla la fotografía de un hombre con sus
principales datos--, se llama Daniel Olvera, nacido en La Piedad,
Michoacán... -
¡No!
Ese no es. Aunque se le parece un poco, pero estoy seguro que no es, --
expresa el investigador especial al observar la imagen. -
Pasemos,
entonces, al segundo. Se llama Gabino Lerma que nació en Nuevo Laredo, Tamaulipas,
en... -
¡No!
Tampoco es. Debe reconocerse que existe un gran parecido. -
¿Usted
lo conoció? -
Es
un decir. Tuve un altercado callejero con ese sujeto. Empero, se me quedó
grabado su rostro. ¡Usted sabe! Vicios de nuestra profesión. -
Es
cierto. Prosigamos. Aquí tenemos a Martín Díaz Hernández que nace... -
¡Ese
es! ¡’El es! ¡Hijo de puta, no te puedo olvidar! ¡Sí, compañero! Ese es el
maldito que busco. Y Tanto trabajo para rastrearlo. Se observa mucho más
joven en la fotografía. ¿De cuándo es? -
De
mil novecientos noventa. No es muy vieja. Un hombre no puede cambiar tanto en
pocos años. ¿Lo quiere? -
¡Esa
pregunta...! A eso vine ¿no? Espero que esté completa la información. -
Bueno,
bueno. En lo que llegamos a la otra oficina tendrá el expediente completo.
Había preparado una carpeta de cada uno. Recibe la documentación en una caja
negra sellada con la frase “Confidencial”. Apresuradamente se despide para
dirigirse a su casa. En el confort de su departamento
secreto, incluso para su misma familia, tiene un archivo personal que podría
serle útil para cruzar información y anticipa la forma y día en que procederá
a secuestrarlo para presentarlo a su jefe. Pone la caja sobre la mesa de
trabajo y se sirve un poco de aguardiente en un vaso. Lo paladea y se sienta
frente a la caja. La mira unos minutos con euforia contenida. Está seguro que
ya resolvió la investigación: -
Un
triunfo más de Martiniano Esponda. ¡Salud, mi buen! Rompe los sellos y abre la caja de
cartón. Deja a un lado la tapa de los documentos y encuentra una ficha
introductoria: “Díaz
Hernández, Martín. Nació el quince de enero de mil novecientos veintiocho en
la Isla del Carmen, Campeche. Hijo de Trinidad Díaz, un pescador de coral y
Manuela Hernández. Estudio la primaria y secundaria en escuelas públicas en
Chetumal. Sus altas calificaciones fueron la base para que lograse conseguir
una beca en el Distrito Federal para estudiar la Vocacional y después, pasar a
la Escuela Superior de Biología. Curso la Maestría en el Instituto Pasteur de
Francia y el doctorado en la Universidad Complutense de España. Participó en
agrupaciones pacifistas, opositoras al ingreso de México en la Segunda Guerra
Mundial. Su cercanía con los “cardenistas” le llevó a ser un activista del
Henriquismo que le disputaba la Presidencia a Miguel Alemán, y a organizar
brigadas de apoyo a Cuba en mil novecientos sesenta y dos. Fue entusiasta
defensor del Movimiento Estudiantil de mil novecientos sesenta y ocho,
retirándose en agosto de ese año por sospechar sobre la rectitud y honestidad
de los líderes que asumieron el control en mayo, al descubrir que un político
poblano de ascendencia tabasqueña, Manolo Bartoliano, les entregaba los
emolumentos semanales. Se le ubica en agrupaciones estudiosas de la vida
extraterrestre y platillos voladores desde mil novecientos sesenta y nueve.
En la década de los ochenta se le ubicó en sectas espiritistas y la última
dirección antes de pasar a la clandestinidad, fue en el número setenta y
cinco de la calle Amores en la colonia del Valle en el Distrito Federal que
fue destruida por un sospechoso incendio. Desde mil novecientos ochenta y
ocho, nadie sabe en donde vive y las razones que le llevaron a dejar su vida normal.
Se le considera de riesgo potencial por sus relaciones internacionales que
contactó al recibir una veintena de reconocimientos y premios mundiales,
aparentemente, por sus aportaciones científicas, aunque los analistas de
investigaciones políticas, prefieren creer que se trataba de algún
intercambio subrepticio en apoyo a los enemigos del país. Se ha solicitado la
cooperación de policías de países amigos para rastrearlo sin descontar que
haya desaparecido por causa mortal. Cualquier informe debe reportarse al
COI”. -
Sí,
como no. Ahorita lo reportó al COI. ¡Es mío! Aunque... es pesado el angelito.
Pero veamos. Por aquí debe haber una pista segura para encontrarlo. Empieza a hurgar en los cientos de
papeles y fotografías del nutrido expediente. Nombres de amigos y familiares
desaparecidos o ya fallecidos. Fotocopias de documentos oficiales. En las
hojas en que pudiese haber un indicio, las letras son ilegibles. Al paso de
las horas aunado al excesivo consumo de aguardiente, Martiniano se empieza a
desesperar. Saca de un cajón del trastero una bolsa con hierba y forja un
carrujo de marihuana, con la idea de tranquilizarse. En cada fumada retiene
el humo por unos segundos en sus pulmones para exhalar delicadamente.
Terminado el cigarrillo, regresa a su labor. Encuentra la copia de una carta
dirigida a Kenneth Arnold, que llama su atención: Me dirijo a
usted, para brindarle mi apoyo en estos momentos difíciles por los que está
pasando. Mostrar al mundo la posibilidad de otra verdad ajena a las
limitaciones científicas del presente, normalmente acarrea la burla y el
descrédito inducido por aquellos que sirven a los intereses esclavizadores de
la humanidad. Sin embargo, el valor de hombres íntegros y dispuestos a
descubrir la conspiración que amenaza la sobrevivencia de la especie humana,
será reconsiderado en su tiempo. Por ahora, la inmensa ignorancia de los
hombres, hace imposible concebir la existencia de seres extraterrestres que
intentan apoderarse del destino del mundo en particular y de los universos en
general. Más, recuerde: ¡No por ser difíciles son imposibles de limpiar los
caminos de la libertad!” -
¡Este
nombre! Lo he oído o visto en algún lugar. ¿En dónde, dónde? Levanta el auricular del teléfono
para comunicarse con el Director de Operaciones Internas para solicitarle que
investigue sobre ese personaje extranjero, con carácter de prioritario.
Esperará el resultado en su oficina. ¡Ya son las siete de la mañana! Toda
la noche se la pasó trabajando. Presuroso se desviste para darse un baño y
salir a la reunión prevista con los agentes del ministerio público
capitalinos. Considera que su ayuda será vital en la persecución del hombre
misterioso que tanto preocupa a su jefe inmediato. Revisa su portafolio y
mueve la cabeza con signo de afirmación. Están listas las fotocopias del
retrato hablado realizado con técnicas cibernéticas. En su momento, les
enviará las fotografías obtenidas por el Centro de Operaciones de
Inteligencia. Ha preparado una serie de datos sobre las supuestas actividades
políticas encaminadas al terrorismo del perseguido, con el fin de sembrar en
la mente de los fiscales, la preocupación sobre la seguridad nacional y la
posible participación de gobiernos extranjeros, que amerita la extrema
discreción para evitar distorsiones en las relaciones multilaterales del
país. Se deben concretar a brindar su apoyo y reportar cualquier avance a su
oficina de mando así como en el momento mismo en que lo detecten. Cuando llega a su oficina, la
secretaria le entrega un mensaje que llegó vía fax y expresa: -
¡Es
rápido mi colega! Deja sobre el escritorio el
portafolio y le ordena a la empleada que le prepare un café y le consiga unas
gotas para los ojos enrojecidos por la resaca de la noche anterior. Sentado
cómodamente frente a su escritorio, empieza a leer el informe: “Kennet Arnold,
piloto civil que avistó un platillo volador en julio de mil novecientos
cuarenta y siete en Roswell, Nuevo México. El suceso provocó especulaciones
sobre la existencia de vida extraterrestre, una polémica que aun persiste en
nuestros días. Sin embargo, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos desmintió
la versión en distintas ocasiones. Destaca la desacreditación hecha por el
general Roger Ramey, quien adjudicó el fenómeno a la confusión de los
observadores con un globo meteorológico. En mil novecientos noventa y siete,
el coronel John Haynes sostuvo que eran falsas la versiones civiles de
platillos voladores y explicó la existencia del Proyecto Mogul, que en ese
año se planeó para detectar experimentos atómicos de la Unión Soviética.
Haynes mostró claras evidencias del programa militar que constaba de
veinticinco globos atmosféricos de seiscientos píes de diámetro. Los
seguidores de las tesis sobre OVNIS sostienen que hay contradicciones y
magnifican a Steve Greer, creador de la Asociación para el Estudio de la
Inteligencia Extraterrestre, empero, ya le fue negado el subsidio público
ante la falta de resultados. Se trata de una corriente de fanáticos que
representan un alto peligro, ya que algunos creyentes han organizado agrupaciones
sectarias como la Orden del Templo que orilló al suicidio a setenta y cuatro
personas en Suiza, Canadá y los Estados Unidos. También se recuerda a los
treinta y nueve miembros de la Heaven’s Gate que se suicidaron el veintidós
de marzo de mil novecientos noventa y siete en Santa Fe, California. En ambos
casos, se les ofreció a los suicidas, alcanzar los niveles superiores en otra
vida. Hay indicios de que los dirigentes de estas sectas engañan a sus
seguidores y se apoderan de las riquezas de las víctimas, como sucedió en el
famoso caso de Howrd Houges, asesinado en Acapulco, Guerrero, en décadas
pasadas”. -
No
cabe duda. ¡El mundo está cada día más loco! No bastan los problemas con
criminales y terroristas, sino que hay orates que buscan complicarse la existencia
con falsas esperanzas de salvación y redención. ¡Cómo si fuese posible la
existencia de vida en otros planetas! Y si la hubiese, ¿de qué carajo nos
serviría? Están tan lejos y es imposible que puedan romper las distancias.
Bastante trabajo nos dan los revoltosos de Chiapas y la televisión se muestra
preocupada por la existencia de platillos voladores. Generan la psicosis
colectiva. ¿A ver, qué pruebas tienen? ¡Ninguna! Solamente palabras de
paranoicos frustrados y que desean darle un sentido a su vida. Como esa
extranjera que dijo ver un misterioso artefacto sobre las playas de Can Cún.
¡Lo que pasa es que estaba bien cruda y alucinó gacho! Y, éste que me
pusieron a investigar ¿está en esos rollos? La ficha dice que buscó a estas
agrupaciones de locos en mil novecientos sesenta y nueve y la carta que
encontré está fechada en mil novecientos cuarenta y siete. ¡Ya estaba en
profesional y seguramente se las tronaba! No es raro. Siempre ha existido el
comercio de los alucinógenos en las escuelas. Y en ese tiempo... ¡más! Las
ondas de los hippies y su negativa a bañarse, dejaron algo bueno: ¡La cultura
de Marijuana y el amor libre! Sin embargo, su instinto policíaco le
advierte que hay un punto débil: -
¡Las
fechas no coinciden! Hay una diferencia de veintidós años entre los informes
de seguimiento oficial con la carta que me encontré. ¿En dónde se iniciaron
estos errores? Lo más seguro es que se trata de un hueso duro de roer. Debo
tener mayor cuidado si no ¡me traga! Y a mi edad y con mi experiencia, eso sería
muy malo en mi expediente. Lo peor sería que mi Jefe me cuelgue. Tiene mucho
interés en esta investigación. Se secretaria le avisa: -
Señor.
Disculpe que no haya tocado para entrar, pero me dijeron que le comunicara.
Qué es urgente que vaya con el Encargado de la Política Interior. -
¡En
la madre! Lo bueno es que ya tengo algo que informarle. |
Capítulo VII |
Capítulo IX |
Adam Kardmón, la conspiración del fin del fin del
mundo Ó. Todos los derechos
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